sábado, 9 de octubre de 2010

JAVIER CORZO

En las últimas décadas venimos asistiendo a la redefinición del arte, a los debates sobre sus hibridaciones y sus categorías, a la discusión sobre la pintura contemporánea y sus sucesivas muertes y reencarnaciones, así como a la confrontación de los conceptos: artes visuales- imagen-representación. La reciente producción artística se abre a un territorio nuevo donde se mezclan géneros, medios y disciplinas, desbordando los paradigmas artísticos tradicionales, y desde las nuevas disciplinas de los estudios visuales se aboga por una nueva visualidad desligada de las estrategias más clásicas de la percepción.
Así mismo, cada vez es más evidente el fenómeno que varios autores han denominado “inflación de lo visual”, caracterizado por la rapidez de las comunicaciones, la digitalización de las imágenes y la capacidad de las interconexiones, que ha provocado que las prácticas artísticas imaginarias se hayan multiplicado de forma colosal. Es así que la pintura haya tenido que reinventarse y encontrar un nuevo espacio de sentido en una aparente desventaja con los nuevos medios digitales y el video, procedimientos que han abierto diferentes caminos para la creación y han permitido la elaboración de nuevos discursos relacionados con los fenómenos artísticos.
Con estos presupuestos, encontramos, no obstante, que sigue habiendo un importante número de artistas que continúan utilizando la pintura como argumento principal de su producción artística, y siguen tomando la realidad como referente; entendiendo que esa realidad viene ahora mediatizada por los nuevos medios de comunicación.
Por estos territorios transita Javier Corzo, pintor de prometedora proyección, que buceando en los nuevos medios nos ofrece unas sugerentes imágenes pictóricas. Imágenes que hemos dado en llamar de “tercera generación”. Imágenes que ya existen y que circulando por el ciberespacio, Corzo selecciona, elabora y reelabora pictóricamente, en un intento de ofrecer al espectador una mirada detenida y atenta, que de otro modo hubiera pasado desapercibida.
Muy en la línea de pintores como Luc Tuymans, Wilhelm Sasnal y otros, Javier Corzo nos presenta en esta muestra unas obras en las que “lo que no se dice” adquiere tanta importancia o más, que en lo que en ellas se cuenta. La imagen en estas pinturas no explora directamente la realidad, sino que de una forma “latente” busca caminos entre el modo de ver del artista y la mirada que se le exige al espectador. Pinturas en las que el “eco de lo real” aparece tratado y potenciado mediante inteligentes procesos de sustracción de elementos. Se elimina nivel descriptivo a la imagen mediante la desaparición de lo superfluo, construyendo de ese modo un espacio de sentido no exento de carga documental, en tanto que los referentes mayoritarios provienen de la mirada aparentemente banal y cotidiana de unos turistas cualesquiera. Una pintura que nos habla de lo que nos rodea y nos habita, en algunas ocasiones paisajes desolados e imprecisos y en otras introduciendo la figura humana, habitantes de la ciudad que admiran el paisaje, y en el que, no obstante, se introducen con una aparente y extraña singularidad. Elementos que pasados por la paleta de Javier Corzo nos producen todo tipo de emociones y reconocimientos, en lo que podríamos denominar una “nueva manera de ver”.
Saludemos, por tanto, estas obras de Javier Corzo, en la seguridad de que estamos ante un joven artista llamado a ocupar un puesto importante en la producción pictórica actual.


Luis Marchante.

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